domingo, 1 de mayo de 2011

Martxi. "Me hubiera gustado culminar los proyectos históricos que firmé siendo alcalde"


Se estrenó como concejal en 1999, en 2003 se convirtió en el primer alcalde nacionalista de Sestao y en 2007, por 278 votos, se quedó con la miel en los labios de repetir aquella hazaña. Así se resume la carrera política de Alberto Martxi Lozano. Después de doce años de entrega a su pueblo cuelga las botas para embarcarse en otro proyecto ilusionante: formar parte de la nueva directiva del Sestao River, uno de los dos equipos de fútbol de la localidad.

¿Está triste por la despedida?
Que acabe mi carrera política no me da pena, pero sí me hubiera gustado culminar los proyectos históricos que firmé. Le pusimos toda la ilusión del mundo.

Ahora el PSE está tratando de desprestigiar esa etapa.
Pero son críticas que hacen con la boca pequeña. A nadie le cabe la menor duda de que se alcanzaron acuerdos muy importantes para impulsar los nuevos polígonos industriales y la regeneración urbanística de la zona baja.

¿Se acuerda de sus primeros pasos en el Ayuntamiento?
Yo venía de la empresa privada, era prejubilado del astillero, y recuerdo que no me costó mucho adaptarme a la labor de concejal. Al final los mismos problemas que había en la calle se debatían en el Consistorio.

Fueros años de gran agitación.
El pueblo estaba muy crispado. Había movimientos vecinales en contra del Ayuntamiento y en contra el poder establecido, había mucho malestar por la situación general del municipio, patrullas vecinales… Y en ámbito político tuvimos un pacto entre PSE y PP que de aquellos polvos vinieron después los lodos con Marcos Merino.

En 2003 el PNV se hace con la alcaldía de Sestao por primera vez en la historia.
Fue un gran reto, pero el equipo de gobierno supo dar esperanza a la gente. Las cosas saldrían o no saldrían a la velocidad que muchos esperábamos, pero el esfuerzo estaba ahí y yo siempre fui de cara con la gente, sin ocultar nada. Esa es la diferencia con ahora.

De su paso por la alcaldía, ¿con qué se queda?
Me siento orgulloso de haber abierto las puertas del Ayuntamiento a la ciudadanía y de sentar los cimientos del que va a ser el Sestao del siglo XXI gracias a los convenios con el Gobierno vasco y la Diputación.

¿Y el peor momento?
Cuando nos quedamos en minoría. Al vernos diezmados la oposición fue durísima.

Los socialistas afilaron las uñas.
Ellos no pensaban en el pueblo, solo trabajaron para volver al poder. Nada que ver con la postura que hemos mantenido esta legislatura. Cuando Merino se quedó en minoría el año pasado, nosotros arrimamos el hombro pensando en los vecinos.

Llegó 2007 y perdieron las elecciones por 278 votos.
Aunque nos desalojaron de la alcaldía, yo lo considero un triunfo. Pasamos de tener 6 concejales con Eusko Alkartasuna a tener 8 en solitario. Eso significa que el pueblo reconoció algo, pese a las críticas de la oposición. En mi foro interno pienso que para los socialistas, a pesar de recuperar la alcaldía, fue una derrota porque seguramente esperaban una victoria más holgada. Yo me puedo sentir más orgulloso de cómo respondió el pueblo al PNV que cómo al PSE los suyos. Y si llega a haber una segunda vuelta, como en otros países, hubiéramos barrido.

Después de 12 años, ¿con qué recuerdos se marcha?
Me quedo con la gente que trabaja en el Ayuntamiento, funcionarios anónimos que lo dan todo por el pueblo. Y luego la gente. Ahora tengo bastante más amigos que me paran por la calle. Por algo será.

¿Y alguna espinita clavada?
Cuando la Diputación quiso entrar en Sestao con dinero y con proyectos. Se produjo un desencuentro con Ezker Batua, entonces socio de gobierno. Hubo una pelea de alta política que retrasó todo dos años. Pudo haber sido todo mucho más rápido y esa es mi frustración ya que los daños colaterales fueron para el pueblo. Al final te queda ese sabor agridulce.

¿Qué impresión le ha dejado Marcos Merino como alcalde?
Él y yo no tenemos el mismo concepto de pueblo. A Merino le falta ese sentimiento de haber vivido toda su vida en el pueblo. Sestao siempre ha sido un municipio sin grandes ambiciones, pero con un tejido asociativo y un sentimiento de pertenencia muy fuerte. Y él no ha sabido impregnarse de ese espíritu.

¿Cuáles son los retos de futuro para Sestao?
La estabilidad laboral. Sestao cuando mejor ha estado ha sido cuando la gente tenía trabajo y había unos ingresos fijos en casa. Sin grandes alardes porque somos un pueblo que nos conformamos con poco. Éste no ha sido un pueblo donde la gente se pelea por tener la mejor cada de veraneo o el mejor coche. Con que no falte trabajo y puedas dar un estudio a los hijos es suficiente.

¿Qué le parece la vuelta de Txetxu Milla?
Igual ha vuelto porque sentía morriña... Yo no voy a hacer una crítica política a Txetxu Milla, pero si quiere hacer cosas a nivel político es su problema y a ver cómo responde el pueblo. Aquí cada uno tiene su historia, y la gente la conoce.

Ahora cede el testigo a Josu Bergara, el nuevo cabeza de lista del PNV a la alcaldía, ¿cree que es un buen candidato?
Creo que es el candidato perfecto. Lo reúne todo: juventud, ganas de trabajar, capacidad de trabajo… Y lo que es más importante, se ha imbuido de lleno en Sestao y ahora le sale la fibra, y cuando sientes el pueblo se trabaja distinto.

¿Y a partir del 22 de mayo?
Yo me dedicaré al Sestao River. Voy en la candidatura de Pedro Mansilla, a ver si ponemos al club en el sitio que le corresponde. En cuando al partido, me quedaré en la retaguardia, y cuando me necesiten saben que ahí me tendrán.

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