La responsbale de la degustación Maite tiene miedo de sufrir una nueva agresión

Almudena Alonso, la responsable de la degustación Maite, asaltada el jueves por un grupo numeroso de personas, ha reconocido que tiene miedo de sufrir una nueva agresión que pueda poner en peligro su integridad física y la de su familia. A las puertas del establecimiento, donde estaba acompañada por sus hijos y varios amigos, ha declarado sobre los agresores: “Claro que les tengo miedo porque estamos amenazados y van a ir a por mi familia”. Además, ha manifestado su deseo de volver a abrir la degustación, que lleva regentando once años, pero “sé que mi bar se va a cerrar porque no me van a dejar tranquila”.

Almudena explicó que el altercado del miércoles comenzó cuando “un gitano” que se encontraba “borracho” tuvo dificultades para mover su furgoneta. “Le dije, ¡trae que ya te la saco yo!”. Almudena dice que al terminar la maniobra le devolvió las llaves a su dueño con el siguiente comentario: “Le dije ¡toma vaquilla, que te tenga que sacar una paya la furgoneta! Y se ve que le sentó mal”.

Según su relato, el conductor embriagado le espetó a su hijo “¿tú que miras puto gordo, te estás riendo de mí?”, lo que dio pie al rifi-rafe. “Intentamos separarlos y empezaron a venir más gitanos, se abalanzaron encima nuestros y nos metimos dentro del bar donde entraron una jauría de ellos”.

Almudena ha desmentido también de forma rotunda que en su bar haya trapicheo de droga, como han insinuado algunos vecinos y el alcalde. “Que conste que me han hecho dos redadas y no han encontrado nada”, ha replicado. A este respecto, ha explicado que hace cinco años “había una familia que entraba al local a trapichear” pero la acabó echando. “La única droga que vendo es el alcohol porque he quitado hasta el tabaco”, ha subrayado sensiblemente molesta con estos comentarios.

La responsable de la degustación ha recordado por último que sus padres tuvieron que cerrar su negocio hace veinte años tras sufrir ocho robos en un año y trasladar su residencia a Burgos por la delincuencia que había en la parte baja de Sestao. “Esto comenzó en Rivas y ha venido subiendo hasta Txabarri”.